12.4.17

REFUGIO DE UNA COREOGRAFÍA SENTIMENTAL



Un paseo de altos vuelos...
Extensos bancos de niebla cubren el cielo armoniosamente. 
Sobrevolamos una especie de telar que ni el más hábil de los artesanos se antoja a trabajar. Una piel escamosa que se dilata y se contrae por momentos revelando una profunda respiración que con el ocaso del día tiñe de luz el firmamento. 

Inquietos, buscando revelar la verdadera identidad del reflejo de nuestra retina nos precipitamos hacia el vacío. Descendemos, ya vemos con mayor claridad. Podemos acariciar la coronilla de la gran ciudad, una vasta superficie llena de cicatrices y heridas que cambian de color e intensidad de manera intermitente. 

Ciudades, espesos bosques de casas, guardan bajo llave nuestras más íntimas historias. Sus Casas, libros de antes y de ahora, recogen a modo de recetario largas vivencias, infinidad de anécdotas que se van traspapelando hasta ser vilmente sacudidas por la memoria.

La casa es el abrigo. En ella estamos protegidos de la ciudad y del mundo entero. La casa es el yo de cada uno, es yo y es nosotros, según queramos.” (1) Con estas palabras Siza reflexiona acerca de las casas y su estrecho vínculo con las personas. El hogar entendido como el lugar antropológico por excelencia.

4.4.17

LA BELLEZA


La belleza es ,por su esencia, trascendente. [...] O sea que no es abarcable únicamente del lado de acá. Es, por así decir, un reflejo luminoso que proviene de otros universos y que ilumina el nuestro transformando el sentido de todas las cosas. La esencia de la belleza es lo misterioso y lo maravilloso. Las banalidades de este mundo se convierten, a su luz, en revelaciones de otra realidad de la que todos venimos y a la que retornaremos, y que todos añoramos a lo largo de nuestra vida aunque hayamos olvidado. (1)